sábado, 5 de diciembre de 2020

No puedo y estoy jodida

Uno de los peores sentimientos que he experimentado es sentir que cada día de mi vida lo he pasado sin pena ni gloria, solo por llevarlo: sin planes ni retos, sin emociones ni sensaciones que valgan la pena, sin lograr algo, sin saborear la vida, ni nada.

Qué desastre es mi vida cuando decido no hacer nada, porque es una elección, lo he notado; cuando decido que no quiero, que no tengo ganas, que me vale madre todo, que no me apetece mover ni un dedo, que no quiero pensar ni enfrentar mi realidad... entro en un hoyo en el que yo misma he decido caer.

Cuando decido irrevocablemente evadir la realidad, no hay poder ajeno que me haga cambiar, no hay poder humano que me haga animarme, es mi elección y quiero estar así, sin pensar y sin sentir. Parece paradoja o contradicción, pues me quejo de no experimentar y sentir en mi vida y es a lo que le tengo miedo.

Es solo que, no son las emociones y sensaciones correctas las que me suceden. Puedo salir, puedo intentar, puedo arriesgarme, puedo buscar eso que me falta, pero qué triste es ver que no estoy bien, que mi vida ya no es la misma después de esa maldita operación. Que tengo impedimentos físicos (mínimos, pero al fin impedimentos) que han afectado mi calidad de vida. Y ahí, afuera, al lanzarme al ruedo y notarme débil, me da más pena intentarlo y notar que no puedo. Por eso mejor prefiero no intentarlo porque sé que no puedo.

Estoy jodida.