martes, 9 de agosto de 2016

You'll feel better tomorrow


Me gustaría que esta noche fuera de estrellas preciosas y magia en el ambiente, pero a veces, cuando se tocan fibras sensibles del corazón las estrellas no brillan tanto ni lucen maravillosas. Por eso mejor me voy a mi cuarto, porque afuera, con el cielo ante mí, puedo sentir mucho más el punto insignificante que represento y puedo sentir cómo se me hace pequeño el corazón.

Mientras la luz baja en mi habitación me abraza y un conejo azul de peluche me mira llorar, siento que las cosas van de mal en peor. Quisiera que las cosas mejoraran de pronto, que mis ojos se quedaran vacíos, pero no logro controlarlos, sé que las cosas andan mal en mí y eso me da más tristeza. De fondo la música acompaña lo que siento con sus notas melancólicas; suenan canciones de piano que, si no estuviera como estoy, carecerían de sentido. Pero lo estoy; estoy completamente mal.

Ya no quiero ser la segunda opción de nadie, no quiero volverme a sentir como "lo que quedó" o "con lo que otro se tuvo que conformar porque la primera opción no funcionó". Ya no quiero sentir que mi valor es en razón de ese primer lugar. Ya no quiero ser el pinche trapo viejo que usan y desechan. No tengo por qué aguantarlo. Yo valgo más que eso.

Decidí hacer duro mi corazón y decidí que las estrellas no se mostrarían preciosas solo por que sí, y que la música sonaría con notas románticas sólo y exclusivamente en una ocasión muy especial. Decidí ser dura. Pero no puedo dejar de pensar qué tan jodida estoy por dentro para no permitirme querer espontanea, mágica y naturalmente, qué tan pisoteada debo estar para pensar en ser más ágil antes que otros quieran destrozarme. Lo pienso y eso me pone más triste.

Mis ojos no terminan de vaciarse y, mientras pienso las palabras justas para expresar lo que siento, mis manos tiemblan en este computador. Esta noche soy un punto insignificante en el universo y mi corazón está roto y confuso, y aunque necesita un abrazo, prefiere consolarse solo, a volver a creer tan fácil.

Ya he estado así antes, entonces todo estará bien.

lunes, 8 de agosto de 2016

Retomando mi vida desde donde la dejé

Ya no recuerdo cuántas veces he dicho "es hora de ponerse las pilas". Pero bueno, aquí vamos de nuevo.

Bonitas vacaciones he llevado. No pudimos salir a ningún lado: Puerto Vallarta y Guanajuato se cancelaron por trabajos de mis papás y por las inclemencias del tiempo; fuera de ahí fui a Monterrey al hospital y a la capital a comparar ropa.

Mis vacaciones se pueden resumir en no hacer nada y cuando digo nada es literal: nada. Se puede decir que me la he pasado en modo planta: respirando e ingiriendo nutrientes, jaja. Lo único que hice fue ver animé y TV, estar en redes sociales y preparame para asistir a la quinceñera de una prima (por eso fuimos a comprar ropa a la capital).

Hasta este punto ya habrán notado que lo de "bonitas vacaciones" es sarcasmo.

Creo que mi cama ya es más aguadita que hace tres semanas cuando empezaron las vacaciones, en verdad la he usado mucho y me la he pasado remolineándome en ella: me canso de estar de panza y me volteo, luego me canso de estar recargada en el respaldo y me acuesto totalmente, cuando me canso de esa posición sigue estar acostada de lado y luego del otro, siempre con la lap o con el cel conmigo, o bien, viendo tele. Creo también que  mi cola ya está un poco más plana por pasármela sentada o semi acostada en el respaldo de mi cama, siento cómo mi cuerpo me pide ejercicio porque de tanto no hacer nada ya me duelen los huesos, las piernas y la cola. Necesito una buena sobadita de cola. Jaja.

Tenía un nivel de flojera que ni siquiera me desmaquillaba para dormir y despertaba tarde con mi estilo mapache. Nunca acomodé las barbies que compré usadas, siguen en el mismo lugar que cuando entraron las vacaciones. Mi mochila que cargo para ir a entrenar está olvidada, solo la mueve Aure (quien hace el aseo) cuando viene a barrer y a trapear. Y mi guitarra no la usé en todas las vacaciones. Esta vez no tenía depresión, estar encerrada y aislada fue mi decisión y de hecho me la pasé muy bien.

Mi mochila que uso para ir a entrenar.

Las muñecas que nunca acomodé.

Eyeliner chorreado.

Y bueno... ¡Ya estuvo bueno! Ya basta de flojeras y dejadez. Es hora de retomar mi vida desde donde la dejé (otra vez) [por vigésima tercera vez, jajaja] y echarle ganas. Ya fue mucho descanso, aunque me siento de la patada por las desveladas, pero nadie me lo manda. ¡A darle!

jueves, 4 de agosto de 2016

Un poco de esto, un poco de aquello (Vacaciones de verano 2016)

Soy la única de esta casa que come galletas. Si no fuera por mí esos paquetes de galletas estarían intactos. Y digo que soy la única porque he puesto más cuidado y me doy cuenta que: de una vez que agarro galletas a otra vez que vuelvo a agarrar sigue la misma cantidad en el paquete. No las cuento una por una, pero te das cuenta con esas galletas que vienen acomodadas de 2 en 2 o de 4 en 4, y si en una sentada me como 4 galletas con el café sería muy notorio que alguien más se comió otras 2 u otras 4. Pero nada!!!

Lo malo es que en estas vacaciones no he hecho mucho ejercicio y otra cosa mala es que mi camioneta está en el taller. Y si no tengo mi camioneta no tengo en qué ir a la unidad deportiva a hacer ejercicio. Aparte la feria del pueblo se puso muchos días y tapaban el paso a NOSOTROS, LOS DEPORTISTAS. Jajaja.

Me quejo mucho de la feria porque no fui este año. Sinceramente no tuve con quien ir, no tanto por la compañía sino porque no tenía quién me llevara (recuerden que mi camioneta está en el taller). De haber estado lista hubiera ido yo sola sin problemas. [¡Me encanta andar sola!].

Aún así andando en casa tampoco hice mucho, me la pasé una semana entera encerrada en mi cuarto pensando muchas cosas: unas buenas, otras malas, otras bobas y otras pendejadas. Y lo demás de las vacaciones me la he pasado viendo animé y televisión. No he salido a otro lugar en mis vacaciones y esto ya mero se acaba.

No salimos de vacaciones porque mi abuela se fracturó el brazo, y los días que teníamos pensados para salir los ocupó mi mamá para llevar a mi abue al hospital y para cuidar de ella luego de la operación. Solo salimos una vez a comprar ropa y ahí mi mamá nos pagó algunas cosas con el dinero del viaje porque al final de cuentas no íbamos a salir. Ahí me ahorré el dinero de mi vestido, zapatos y accesorios.

Aún así lo de la camioneta me va a salir pinches caro. Tener auto sale más caro que un bebé. Un cambio de la transmisión está como quitarme un ojo de la cara. Mucho de mi dinero ahorrado se va a ir en eso, aun cuando no lo tenía destinado para tal gasto.

Estaba pensando que las personas deveras le invertimos en reparar autos; gastamos mil, dos mil pesos de un solo chingazo además de cositas como aceites, ajustes, lavado y encerado, etcétera, pero para cosas de nuestra salud y nuestro bienestar dudamos bastante en gastar, compramos unas pastillas de ochocientos pesos y ya se nos hizo caro, o un ejemplo: veces traemos los pies todos pinches feos y nunca les damos mantenimiento, pero el carro sí, hay que lavarlo. Los autos bien chingones y uno todo jodido.

lunes, 1 de agosto de 2016

Ojos más sabios

Estos ojos que te miraron con ternura y desesperación ya no son los mismos
han llorado y han ardido en madrugadas llenas de desvelo
han visto sin número de atardeceres alegres y tristes
han contemplado amaneceres libres y en soledad.

Estos ojos que por ti irradiaron pasión y deseo ya no los mereces
están cansados y felices de poder dejar de verte
ahora abren su campo de visión a otros horizontes
y ya no reconocen tu cara como lo hacían antes.

Estos ojos que te miraron una vez saben que han perdido
y saben que han ganado al encontrar belleza en nuevas cosas.