viernes, 25 de noviembre de 2011

Pollos sin cabeza

Una vez vi cómo mataban a un pollo. Al pobrecito lo agarraron de la cabeza y le dieron vuelta y vuelta, como si un lazo fuese. Luego de que le rompieron el cuello, la cabeza le colgaba para un lado y andaba corriendo con su cabeza pendiendo. Finalmente procedieron a cortársela y aún así corría por todos lados. Había más pollos que degollar porque haría un mole para la quinceñera, así que decidieron ahorrarse pasos y esfuerzos: decidieron cortárselas, mejor, directamente. ¡Y cada pollo y cada gallina tenía la capacidad de correr sin cabeza!

Luego vi algunas películas en que los degollados eran humanos y surgió en mí la interrogante: ¿La cabeza del humano degollado seguirá observando o pensando algunos segundos después de haber sido cortada? Es decir, si la cabeza rueda por el suelo después de haber sido cortada, ¿Ésta puede ver lo que hay a su alrededor mientras rueda? Qué miedo!! =S

domingo, 13 de noviembre de 2011

Declárateme sin fallar

Analizando un poco la situación sobre la manera más adecuada de declarárseme sentimentalmente, me doy cuenta que la mejor forma es dejarse de rodeos y decírmelo de frente, sin los preludios romanticos... de esa manera todos ganamos.

Los preludios románticos solo sirven cuando se está seguro que la otra persona los disfruta y está cómoda con ellos, por eso hay que evitarlos conmigo para no errarle. En cambio, si doy pie a esos preludios, es la perfecta señal para jugar al romance. Pero es importante no confundir los buenos tratos y la cortesía con esa señal, por favor..!! Hombrecillos, no se confundan..!! No incomoden..!!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Mover las orejas

Muchos me han preguntado: ¿Garambullita, cómo logro mover las orejas igual que tú? Y me quedo pensando... tratando de buscar una ayuda que pueda brindarles y, creo que es algo inexplicable, algo que simplemente haces o no haces. No se puede decir mucho sobre eso. Si alguien me hubiera dicho "sólo mueve el pellejo detrás de tus orejas para jalarlas" en el tiempo en que yo aún no lograba hacerlo, eso me hubiera parecido imposible y a la vez raro.

Yo antes estaba como ustedes, seres inferiores que no pueden mover las orejas. Jeje. Pero veía a mi papá como lo hacía y le preguntaba cómo lograba hacerlo; quería una explicación. Y él no me podía explicar, sólo me decía "nomás las muevo", y yo frustrada me las movía con las manos, jajaja, queriendo obligar a las flojas a moverse. Esa era yo en aquellos tiempos. Tan sosa, tan simple, sin un control de mis orejas.

Pero hoy, quizá, quizá pueda ayudar un poco, un poco para aquellos frustrados. Una ayuda que, quiero aclarar, no es un secreto mágico, más bien, es un ejercicio, porque así ocurrió conmigo, los músculos de mis orejas estaban dormidos y los empecé a ejercitar.

Primero hay que desarrollar los movimientos de los músculos craneales que se encuentran detrás de nuestras orejas (cabe mencionar que no estoy segura bien a bien de las terminologías, pero supongo que lo que hay que ejercitar son músculos, porque son estos los encargados del movimiento de nuestro cuerpo). ¿Cómo ejercitar? Usando anteojos o lentes. Cuando el oculista me diagnosticó lentes empezó el ejercicio: con los anteojos puestos, agachaba mi cabeza al frente y éstos se empezaban a resbalar de mis orejas y de mi nariz. Aquí fue cuando trataba de subirlos sin usar las manos. Y así empezaron a moverse los músculos de mis orejas.

Un ejercicio para mayor eficacia, se puede apoyar las palmas de las manos en una silla sin doblar las piernas, sólo el tronco y así sentiremos los lentes caer y a las orejas sujetarlos. Es ahí entonces cuando se debe tratar de jalarlos hacia la cara sin usar las manos.

Luego de una semana intentándolo (quizá menos) podremos ver los resultados. Y ahora sí, que no se diga que los bonitos no podemos mover las orejas, que tu perro no te opaque y mucho menos, esto ya no tiene que ser una actividad exclusiva de unos cuantos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Cargada

Estaba en una especie de parque de diversiones e iban a representar un fragmento de una película de la época de oro. Al parecer yo era la única a la que le gustaba ese tipo de temas, pues nadie mas estaba sentado en las butacas. Los artistas salieron a escena y empezaron la representación, pero al ver que solo había un espectador decidieron detenerse a esperar a ver si llegaba alguien más.

Como no llegaba nadie mas, decidí hablarle a mis compañeros. En seguida pude reunir algunos 10 espectadores y los actores decidieron echar andar la obra.

De repente me encontraba en una graduación al aire libre y a la luz de la luna, y al parecer yo era una graduada, porque traia puesto un vestido color uva, al igual que todas las graduadas, además me preparaba para iniciar el vals. No sé por qué, pero yo llevaba dos acompañantes para bailar el vals y los dos me trataban con mucho recelo hacia el otro.

Inició el vals y todos los graduados bailamos majestuosamente. La demás gente nos observaba admirada; los vestidos, —de una especie de satín color uva— brillaban hermosos bajo la luz de la luna.

Mis acompañantes del vals se disputaban cada vez más por mí, eran El Muerto (compañero de la secundaria) y Enanuel (compañero de la normal), tal era su afán por demostrarse que uno era mejor que el otro para bailar conmigo que se esforzaban por sacar sus mejores pasos de baile para lucirse. Así estaba la situación de competencia hasta que Muerto me apartó de Enanuel y empezó a hacer vueltas y piruetas conmigo para demostrar su destreza dejando de lado por completo los pasos que habíamos ensayado junto a todos los graduados. La concurrencia miraba asombrada. Enanuel no podía quedarse atrás, así que después de haber terminado la demostración de Muerto, él me agarró de la cintura y comenzó a lucir sus pasos de baile, pero a diferencia de Muerto, este me empezaba elevar como los bailarines de ballet. Yo estaba muy impresionada porque no sabía de dónde habíamos aprendido aquellas destrezas! Y más me impresioné con el final, pues Enanuel hizo una cargada conmigo, me elevó en sus brazos y yo levanté mis piernas totalmente por arriba de su cabeza. La gente maravillada con nuestro acto había olvidado a los demás graduados y nos aplaudía a nosotros.