Pero llegaron a mi salón dos de mis compañeros a los que tengo agregados al Facebook y me felicitaron en frente de mi grupo. 
Fue ahí cuando mis alumnos me dijeron:Alumnos: Maestra, ¿es su cumpleaños y no nos iba a decir?
Yo: no.
Alumnos: Pero por qué maestra no quiere que nadie sepa?
Yo: Ajam... Vamos a continuar con el trabajo en la página 87...
Muy aparte de que me hubiera gustado fuera un secreto, sentí tan bonito la felicitación de mis compañeros.
Pero de mis niños no quería felicitación, porque ese día andaban latosos y se habían portado mal. 
No me tenían contenta. 
Este día decidí cumplirme un antojo que tenía desde hacía ya varios días: fui a comer un hotdog, el cual me supo a gloria.
Otra cosa única y especial en este día fue que me pegue en la cabeza como ya hacía tiempo que no me había ocurrido, 
tan así, que ahorita mismo me lo sigo lamentando. 
También hoy, día de mi cumpleaños, vi un perro ser atropellado y morir. 
Lo bueno que no creo mucho en presagios. 
Algo bonito, fue que Pescado vino a visitarme desde Altiva.
Sólo estuvo en Agua Aplauso como 3 horas, pero me hizo feliz. 
Fuimos a comer a una cafetería del centro, donde cumplí otro de mis antojos de hace días: 
comerme unos Hot Cakes con una malteada de fresa. 
Síiiii 
Además de todo eso, mi hermanita y mi mamá me hablaron por teléfono para felicitarme.
Muy emotiva la cosa, porque yo quería estar con mi familia. 
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El hecho de que me hubiera gustado que nadie me felicitara en este día no quiere decir que yo sea un ogro. No es que sea una antipática, ni una emo. No tenía nada en contra de nadie.
Ese día no sabía muy bien por qué sentía rechazo a que me felicitaran o me abrazaran,
sólo sabía que no quería. 
Pero ahora, creo saber la respuesta: el rechazo era causado porque no quería que me felicitara nadie si mis seres queridos no lo harían 
(ya saben, yo estoy lejos de mi pueblo). Tal vez tenía miedo de sentir vacíos y sosos los abrazos y las muestras de afecto de las demás personas. 
Quizá nada se compararía con las muestras de afecto de mis seres queridos, aquellos que tanto extrañaba. 
Lo bueno que no fue así. No sentí un vacío en las muestras de cariño de las pocas personas que me felicitaron, al contrario, me reconfortaron. 
Doy gracias a Pescado, Lino y el teacher Leo, quienes fueron los únicos que me hicieron sentir bien ese día. 
