martes, 24 de diciembre de 2019

Adivina

Tal vez estoy llorando, o tal vez no.
¿Puedes adivinar?
El corazón se me hizo grande al conocerte
y descubrí que el cielo eres tú,
porque siempre que miro hacia arriba has de cuenta que te veo.
Las sonrisas de mi rostro tú las provocas
en días malos es tu voz la que me anima.
Te quiero de muchas formas posibles
y sé que tú me quieres, tal vez no como yo quiero
pero de alguna forma me quieres.
Aunque me entristece que no sea yo tu felicidad
me pone feliz que intentes ser feliz.
El corazón late fuerte aún por ti,
te quiero mucho; gracias por todo lo que hiciste por mí.
Siendo sincera, duele.... pero esto yo lo pedí,
yo pedí que me bajaras de la nube si no había posibilidades
y has cumplido mi deseo, ahora voy descendiendo.
Duele un chingo, pero ni pedo.
Te quiero y quiero lo mejor para ti.
¿Estaba llorando o no?

lunes, 23 de diciembre de 2019

Por algo nos conocimos

Que raro fue conocernos de esa manera, una cita poco usual, en un lugar poco usual. No me imaginaba, no pasaba por mi cabeza hace una semana, que fuera a verte frente a frente. Pero por algo pasan las cosas.

Hace unos cuantos días atrás, tal vez semanas, le pedí al cielo que si no eras para mí que te alejara, que pusiera mil obstáculos, que si realmente no eras para mí, te quitara de mi camino; sin embargo no fue así, las cosas caminaron de tal forma que pude conocerte y pude confirmar que te quiero, mucho más de lo que pensaba. Cierto es también que no se lo iba a dejar todo a él, cierto es que yo no me rendí; persistí supeditada a la petición de que una fuerza incorpórea te alejara de mí si así debía ser, sin embargo, te pude conocer.

Qué pasará al final, no lo sé, no puedo saberlo; hay personas que aunque no estén destinadas a quedarse, a fuerzas debes conocerlas con un determinado fin. ¿Cuál es tu propósito en mi vida? Sea cual sea, gracias por estar aquí y por lo que has hecho hasta ahora. No me arrepiento de nada.

domingo, 22 de diciembre de 2019

No quiero irme

No quiero irme, sin haber dado todo, sin haber extinguido hasta la última oportunidad, sin haber gastado hasta mi último recurso. No quiero irme porque yo sé que vales mucho, vales la vida; porque sé que me quieres de alguna forma y porque sé que te quiero demasiado. No quiero dejar de intentarlo porque no quiero arrepentirme después por no haberlo hecho. No quiero irme, además, porque te necesito, porque me haces feliz, porque detonas y amansas mis vórtices y eso es todo lo que pido, alguien exactamente como tú.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Papalote

Ahora que te conozco, mi mente va más allá de lo que antes iba, si en un principio tenía ideas de conocerte, de abrazarte y de tomar tu mano, ahora no dejo de pensar en tenerte conmigo suavemente, en acariciarte, en ver ocasos juntos y disfrutar de amaneceres, en pasear lento y pasar largos minutos abrazandote. Mi mente es una loca, mi mente es como un papalote, se elevará cada vez más alto si le das un poco más y más de hilo.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Se parece a mí

Mi amado sabe que lo amo, y no me importa si él está confundido. No me importa si necesita tiempo, no me importa si tengo que esperar. Mi amado es diferente, es único y especial entre todos, mi amado tiene un par de cicatrices que nadie más tiene, que han sanado poco a poco pero que han dejado algunos estragos y yo los quiero aliviar. Mi amado necesita abrazos y besos, necesita cariño, necesita amor. Es diferente y eso es lo que me gusta de él, que no se parece a nadie y que con nadie puedo encontrar eso que él tiene. Aunque suene redundante, tan distinto y tan único es él que por eso me enamoró. Mi amado se parece a mí.

* Y próximamente un por siempre

Iba en el autobús con mi madre, rumbo a la ciudad donde me consulto y de donde casualmente es mi chaparrito. Mi madre no sabía que teníamos planeado que él iría a visitarme mientras esperaba mi consulta. Algunas veces le platique sobre mi chaparrito porque algunas veces me vio platicando muy emocionada con él por whatsapp con una sonrisa de aquellas, que es algo rara cuando estoy en casa, es por eso que le conté sobre él, como lo que es, un amigo y nada más. Ahí en el autobús supe que sería conveniente decirle nuestros planes con algo más de anticipación que avisarle en el mismo instante. Así que le dije. No hubo más de qué hablar, pero le hice ver como si fuera una probabilidad su visita al lugar donde consulto, aunque yo ya sabía que era todo un hecho: ¡Lo iba a ver por primera vez! Sin embargo no quería que ella notara tanta seriedad en el asunto porque mi amado y yo, aun no tenemos nada serio, lamentablemente.

Cuando llegamos a la ciudad y como es grande, tuve oportunidad de arreglarme un poco en el camino; el cabello me lo dejé así, todo alborotado, pero me puse un poco de maquillaje porque sin él parezco más niño que niña. Ja! ... Casi llegando a la clínica él me dijo que iba a pedir Uber, yo le dije que no se apurara que yo también apenas estaba por llegar... Solo fui a anotarme en la lista de asistencia de pacientes y unos 5 minutos más mi amado ya estaba ahí, pero no lo vi. Jajaja. Estaba tan pendiente a que me llamara o mandara mensaje que pasé a un lado de él como toda una mensa, sin verlo. Fui hacia afuera y él me siguió. Bajé las escaleras del exterior del edificio y escuché por primera vez su voz en vivo, sin un celular de por medio. Volteé a ver hacia atrás y ahí estaba, todo guapo y lindo, en lo alto de las escaleras, era como mi propio Jack Dawson. Pero algo de él me hipnotizó, no sé qué rayos me pasó, no sé si fue su voz, su imagen o la emoción del momento, pero me quedé pasmada, sin decir nada. Subí hacia donde estaba él, le di un pequeño abrazo y un saludo. Estaba hecha piedra, no podía creerlo. ¡Por fin lo tenía frente a mí! Lo miré un poco más, me le quedé observando atónita y él solo esquivaba mi mirada. Creo que actué de manera muy rara y tal vez lo incomodé. Espero no se haya llevado una mala experiencia. Cruzamos algunas palabras sobre mi viaje, pero yo solo volvía a decir “¡Eres tú! ¿En verdad eres tú? ¡No me lo creo!” Creo que no tuve un buen primer comienzo, como me lo fui imaginando durante el viaje. Yo pensé en decirle cosas como “Hola, un gusto conocerte al fin” y “Eres aun más guapo en persona”, pero rayos, no fue así.
Pasamos adentro porque hacía algo de frío y le pregunté si ya había almorzado algo, si gustaba ir a almorzar. Respondió que aun no almorzaba y que sí le gustaría comer algo. Le dije que mi mamá y yo estábamos también por ir a almorzar, que si quería almorzar con nosotros, que si no había algún problema. Dijo que estaba bien.

Fui con mi madre a avisarle que ya había llegado y que si nos acompañaba a almorzar, pero mi amado caminó detrás mío y se acercó a mi mamá para saludarla. Le presenté a mi chaparrito. Le dije su nombre. Y fuimos a comer los tres juntos.

La comida estuvo horrible, él pidió enchiladas, yo quesadillas y mi mamá machacado. Lo bueno de tan pésimos alimentos fue que fueron el elemento perfecto para romper el hielo. Hablamos un poco de comidas, de lo que no nos gustaba comer a ambos. En realidad yo sentía un poco de incomodidad porque... ¡Acababa de conocerlo y no podía hablar abiertamente con él porque ahí estaba mi madre! Solo recuerdo, que use mi pié para tocar su pie por debajo de la mesa y ambos echamos a reir. Jajaja. Esa fue la primera vez que reímos juntos, uno al lado del otro. Luego él me ofreció de su comida, que yo sabía no le estaba gustando, yo dije lo mismo sobre la mía porque en realidad estaba del nabo y no quería que se sintiera obligado a comer, si no quería. Dio un último bocado a su plato y algo le provocó disgusto o nauseas que tuvo que ir a los sanitarios a escupir. Jajajaja. Cuando regresó toda esa seriedad o solemnidad de la mesa se había ido. Dije cosas como “no deberíamos pagar por este plato” y él dijo algo así como “te van a escuchar” refiriéndose a las encargadas del lugar.

Cuando salimos de ahí fuimos de nuevo a mi lugar de consulta. Mi madre se sentó en las sillitas de espera mientras él y yo platicábamos. Pero mientras platicábamos; yo me moría por tocarlo y abrazarlo, solo que con mi madre ahí observándonos, no lo iba a hacer, así que le propuse ir afuerita.
Ya afuera, nos sentamos y por fin pude tomar su mano y abrazarlo un poco más. Quizá él no lo notó pero yo me moría de ansias con él, por besar su mejilla y su boca, por oler su perfume, por abrazarlo más prolongadamente, por tomarme de su brazo. Todo lo hice pero en ocasiones pequeñas porque no estaba segura si él estaría cómodo con tanto acercamiento de mi parte. Hasta que por fin le dije que si podía besar su cachete y me dijo "sí y también aquí" mientras señalaba su boca. Yo le dije, no, en la boca me tienes que besar tú. Acto seguido lo besé en la mejilla y él pasó a hacer su parte besándome poquito en la boca. Fue algo mágico, un momento de tremenda emoción, al menos para mí así fue. Sentí cosquillitas, muchas cosquillitas en mi cuerpo al besar su boca. Tanto pero tanto tiempo sin besar, era como volver a hacerlo por primera vez. Fue lindo.

Seguimos platicando y de tanto en tanto, lo seguía acariciando, lo seguía oliendo y lo seguía besando, pero ya solo en su cachete o cerca de su cuello. Me enamoró su presencia, más de lo que imaginé. Estuvimos rato largo platicando de cosas diversas. Le di un pequeño detallito que le llevaba. Luego llegó la hora de pasar, pero antes compramos un elote. Fuimos adentro y ahí sentados en las sillas de espera seguimos platicando. Mi mamá se había pasado a otra sala de espera y me llamó porque mi doctor ya había llegado. Fuimos a esa otra sala y no tardamos mucho en que me llamaran por mi nombre para pasar a consulta. La consulta no duró mucho, el doctor solo me preguntó cómo seguía y por fortuna no me hizo ninguna curación, sino a mi chaparrito le hubiera tocado verme hecha pomada con el procedimiento que me hacen en mis consultas, más no fue así. Solo, no sé por qué, me sentí un poco mareada al salir del consultorio y mi amor me sostuvo un poco hasta que me sentí mejor y me dirigió hasta unas sillas de espera. Cuando se me pasó el malestar fuimos a comprar algo para irnos nuevamente a la central y así tomar nuestro viaje de regreso, pues mi visita a esa ciudad era de entrada por salida. Recuerdo que mi amor era en todo lo que pensaba, estando junto a él todo se me olvidaba. Jaja. Mi madre iba detrasito de nosotros mientras yo le susurraba cerquita a su oído "¿Por qué estás tan guapo? Estás bien sukulento." jejeje.

Fuimos a tomar un taxi para regresar a la central de autobuses. Y en ese momento aproveché para darle las gracias por haber ido a visitarme a mi consulta, que acepto que fue muy raro y fuera de lo común ese lugar para un primera cita, pero nadie dijo que nosotros fueramos normales y comunes. Le dije que a ver si en otra ocasión que fuera él me podía llevar a  conocer otros lugares porque yo ya estaba hasta la madre de las clínicas, el dijo que sí.

Cuando vimos un taxi le hicimos la parada y nos despedimos con un beso en la mejilla. Yo hubiese deseado que fuera en los labios, pero ahí estaba mi madre y... neta me daba pena. Así fue que sin despedirme mucho, subí al taxi. Lo vi parado a través del vidrio de la ventana y le saqué la lengua, como signo de que todo había salido bien, tan bien que tenía la confianza de sacarle la lengüita para despedirme. No me despedí demasiado porque eso hubiera parecido a un adiós, y yo... con él no quiero un adiós, sino un hasta luego*