Un día conmigo en mi cama y al otro ni me conoce. A ese gato negro es al que quiero para que me acompañe en mi cama, pero es muy desconfiado. Hoy logré hacerlo pasar con una lata de comida para gato y lo traje hasta mi habitación. Se pone muy alterado y luego de un rato logro calmarlo hasta que se duerme; cuando despierta vuelve a maullar como loco. Pobre, no está acostumbrado a estar en lugares cerrados, en pocas palabras es un alma libre. Esta situación me recuerda a la película La Niña Y El Zorrito, ese gato negro me recuerda a LILU, se me ocurrió, que si logro amansarlo, podría hacerlo mi mascota y llamarlo así.
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