martes, 21 de enero de 2014

Ni costea darse "manitas de gato"

Ni ganas me dan de arreglarme en mi nuevo centro de trabajo. Tengo un buen de ropa nueva que ni ánimos me dan de estrenarla. En esta nueva institución no hay mucho a quien presumirla. Jajaja. Estamos: el gran jefe pluma blanca, su esposa, otro colega que por ahora, no sé, equis, y yo (que para ellos YO HE DE SER LA EQUIS). En cambio, en mi anterior lugar de trabajo: puro compañero de mi edad y la mayoría soltero. Jajaja.

Igualmente, en mi anterior lugar de trabajo, nos quedabamos por las tardes en el lugar, en los cuartos de profes y la gente nos iba a visitar, por lo que debía estar presentable. También, los muchachos de escuelas superiores iban y se asomaban por los barandales hacia mi salón y ps había que dar una buena imagen. Por último, público en general de vez en cuando se paraba en la colina que estaba cerca a los dormitorios para mirar qué hacíamos y debía andar arregladita y nada fodonga.

En cambio acá, no nos quedamos en cuartos de profes, ni siquiera en el lugar. La gente ni nos pela, no nos visitan, nadie se asoma, los mismos colegas ni se arreglan... Soy la única que parece estar totalmente fuera de lugar que hasta -cito tal cual a una señora- "pareciera que acabo de llegar de fiesta", jajaja.

Aquí un claro ejemplo:



Ellos así:






Yo así:

"Ya llegué compañeros".


Ok no, no tanto así, pero así me sentí ese día que me dijeron que parecía que venía de una fiesta. U_U

No es que a mí me encante la moda o que sea la mayor fashonista, por mí, andar fodonguis es lo más cómodo, no arreglarse demasiado es igual a dormir un poco más, incluso, no preocuparse por lo que te pondrás equivale a ahorrar dinero en ropa, pues no importa si pareces caricatura (con las mismas garras todos los días). A mí no me importa mucho que digamos, sólo hago la observación de que:

De por sí no me gusta mucho, y las circunstancias que nomás no motivan, por ende: A DÓNDE VAMOS A PARAR..!!

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