Pensé que iba a ser más sentimental y dolorosa la despedida de mi centro de trabajo en Lazzy Town, si bien, me dio cosita en mi corazoncito, también estaba algo feliz. En verdad voy a extrañar ese lugar, a mis entrañables compañeros y a mis estimados chapulines. Voy a extrañar el trato que me daban todos (mis compañeros, el director, los niños y hasta las mamás) porque como era la única mujer entre puros compañeros hombres, me trataban como una reyna. Y por ser la única mujer, robaba la atención de muchos del lugar, tanto de estudiantes de estudio superior como de chicos más peluchitos. No es un orgullo, ni me las doy de lo más, pero eso me subía la autoestima. Como quiera, a nadie le di lugar a nada. Creo yo.
Como les decía, hoy en honores me dieron mi despedida. Estaba haciendo un mucho frío, pero el dire y su necedad de hacer honores a toda cosa, llueva, truene o relampaguée. Luego de eso, me dirigió unas palabras. =..( Me dijo algo así como "no quisieramos que se fuera, porque sabemos de la calidad de su trabajo y hemos llegado a entablar una buena relación con usted, pero cada quien tiene sus aspiraciones y a veces es necesario dejar algo para poder avanzar; sabemos que donde quiera que esté le va a ir muy bien" =..( Enseguida me dieron un fuerte aplauso. Snif. Sentimientos encontrados, pero todo bien.
Luego, entre clases, muchos niños se fueron a despedir de mí. Yo lo tomaba un poco así como "ah, sí gracias".. pero uno de mis colegas me dijo que eso que hacían los niños era algo sincero, algo que les nacía de verdad, que seguramente debía sentirme muy satisfecha de que alumnos que nunca estuvieron a mi cargo vinieran a despedirse hasta mi puerta. Ahí lo vi desde otra perspectiva. Ahí sí quise llorar.
Me fui, pero como en otras ocasiones iba a regresar por mis cosas al cuarto donde me quedaba, no fue una despedida del todo. Llegué al nuevo centro de trabajo en Vegas, un tanto triste y un tanto emocionada. Ya me estaban esperando. El director me recibió normal. La maestra a la que iba a sustituir me entregó documentación y materiales y como ya era casi la hora del timbre, no hubo tiempo de presentarme con mis nuevos chapulines.
¿Que por qué me cambié? Simplemente, porque es la mitad del camino el que tengo que recorrer en mi nuevo centro de trabajo. Antes hacía 1 hora con 20 minutos hasta Lazzy Town y ahora algunos 30 minutos pisándole fuerte.
Mañana, se supone que no habrá clases por las bajas temperaturas, pero los maestros, dijeron, "debemos estar en nuestros centros de trabajo". Sí, claro, estamos anforizados.
Bye.
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