domingo, 18 de diciembre de 2005

¡Pan con lo mismo! Ya de tanto me aburre

Lo he comprobado en mi. Y me da algo de pena admitirlo. No me gusta convivir con una sóla persona en días consecutivos, y más si se trata de pasar el día entero con ella.

Así me pasó con el primer amor que tuve -¡Ja-ja! ¡Primer amor! ¡Ja-ja!- y así me pasó este domingo, cuando los papás de María estaban por llegar de su viaje, porque déjenme les cuento que ella se tuvo que quedar en mi casa desde la noche del jueves hasta ayer (domingo por la tarde) por que tenía que presentar el examen de éste sábado (antes ya mencionado). De primero, ¡uts!, la gran concha con ella: nos dormíamos hasta tarde platicando, carcajeandonos y viendo tele; y ya justamente ayer, unas horas antes de que se fuera ya nomás nos mirabamos las caras sin saber qué decir, pues ya nos habíamos contado lo que queríamos contar.

También me dí cuenta de que, a pesar de que María es mi mejor amiga, ella no conoce ciertas facetas en mi vida (basta decir que no me gusta que sepa mucho de mis cosas personales, que no le he dado la dirección de este blog para que no sepa lo que escribo y que mientras ella estuvo en mi casa traté de que no me viera entrando en él).

Lo que pasa es que me gusta ser reservada con la gente que me conoce en cuestión de mis cosas personales... y como dicen que sea como sea todos tenemos que externar lo que sentimos y pensamos, yo opto por hacerlo a través de este medio.

En fin, he llegado a la conclusión de que: "Aquel que pretenda ser mi esclavo de por vida, hacerme de comer, llevar a mis hijos a la escuela y ganarse mi soso amor -entre otros beneficios que le dará el estar casado conmiguito- tendrá que ser muy dinámico y multifacético. Gracias".

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