viernes, 16 de diciembre de 2005

"Me dió gusto conocerlas"

Fue lo que dijo Yuliana cuando vió que María y yo la tratábamos diferente. Parecía triste, un poco confundida. ¿Quién no lo estaría considerando la situación en que se encontraba? Al menos yo sí.

Siempre traté de comprenderla y de ponerme en sus zapatos, pero lejos de hacerlo, todas las cosas que María me hacía ver no me lo permitían.

Todo empezó una noche en la que me encontraba en la casa de María. Ella y yo estabamos platicando que Yuliana estaba tomando unas actitudes muy extrañas con nosotras. Ambas coincidíamos en que algo estaba cambiando en ella: ya no se sentía esa amistad que había llegado a demostrarnos. Ahora toda esa amistad y buena vibra que irradiaba, se habían convertido en miradas sinuosas y malos gestos. Si no hubiera sido por lo que me atreví a decirle lo que sentía, tal vez nunca hubiera pasado lo que está pasando.

Recuerdo bien que le dije:

Holgazana: "María, ya que estamos platicado de Yuliana, y que siento que estamos en confianza (una confianza que nunca había sentido antes), quiero decirte algo. ¿No se si tu habrás notado que hace como un mes hubo una semana que me distancié un poco de ti?"

María: "No, la verdad no".

Holgazana: "Bueno, pues, esa vez que según yo me alejé un poco de tí, fue porque sentía que preferías más la amistad de Yuliana, y eso me ponía triste. Hubo muchas veces que me sentí mal y hasta chillé de la tristeza de sólo pensar que Yuliana era ya tu mejor amiga".

María: "A lo mejor vas a decir que qué cuentera, pero, yo también, en su tiempo, llegué a pensar lo mismo de ti con Yuliana".

A lo mejor han de pensar que qué envidiosas. Tal vez yo lo pensaría si no estuvira viviéndolo, pero, muy ajeno a ser envidiosas, considero que es algo normal en todas las personas, y lo comprendo más en el caso de María y yo, que tenemos una amistad de 10 años (desde segundo de primaria). Además, ¿qué güey no se sentiría mal si le estuvieran tratando de quitar a su mejor amigo?.

Yo nunca se lo había querido decir a María, porque no estaba segura de ello, pero después de analizarlo lo hice sin pensarlo. Después de esa noche todo sería distinto entre nosotras tres. María y yo -analizando las cosas- llegamos a la conclusión de que Yuliana quería suplantar el lugar una de nosotras y acordamos relegar un poco la amistad de Yuliana de nosotras.

Poniendo en práctica nuestro plan, Yuliana lo notó rápidamente. ¡Claro!, nadie es tan estúpido como para no darse cuenta de algo así.

Pensando dentro de mí, me asombra a sobremanera la manera en que María no le pensaba dos veces en hacer lo que estabamos haciendo con Yuliana. También me pongo algo triste al ponerme en los zapatos de Yuliana, pues a mi no me gustaría que me hicieran eso. Sin embargo, al pensar lo que analizamos María y yo, me siento firme al poner en marcha el plan.

El tan mentado plan sigue en marcha. María y yo hemos pedido consejos. Unas personas concuerdan con nosotros y otras no. Sea como sea, espero que Dios nos guie por el camino correcto.

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