Mientras ibamos a echar gasolina a tu cafetera, inconscientemente te miraba en pequeños instantes como una boba. Observaba cómo te divertías con mi mejor amiga: ella te daba de comer en la boca porque según tú no podías sostener tu comida y manejar al mismo tiempo; los dos reían, y yo, con el rabillo del ojo fisgaba con cautela cada uno de sus movimientos.
Fingía no importarme. No había de otra.
Todo esto lo menciono porque eso fue lo que sentí. Lo menciono y no me da vergüenza hacerlo porque así fue: me incomodó y en este instante no lo puedo negar.
Aunque, conociéndome, después me dará risa esta situación y pensaré que fue una locura haber pensado así.
Aunque mañana le de menos importancia y tal vez lo niegue, lo menciono porque así fue.
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