Ayer, mis amigos de la prepa andaban muy animados por ir a El Contadero a visitar a la Virgen de Guadalupe, pues además de hacer esa visita tan especial a nuestra santa señora el recorrido se presta para la convivencia y la diversión, ya que la gente tiene la costumbre de irse caminando -a pesar de que existe un camino donde entran los autos- desde la noche del 11 para llegar allá el 12. El Contadero es un sitio natural muy bello en el cual, según lo contado, se apareció la imagen de la Virgen en una enorme roca cuando a ésta le cayó un rayo (a la roca, no a la Virgen, je).
Todo este fervor que demostraron mis amigos me hizo recordar que el año pasado yo andaba igual. Esto no quiere decir que este año no tenga nada de emoción por esta fecha, sino que ahora no se que mosco me picó que ando toda chipil, cabizbaja y sin ganas de hacer nada; situación muy diferente al año pasado, que hasta le lleve mañanitas a la Virgen junto con Jaime (un amigo, muy amigo mío y de mi familia), Karla (una chavita con la que me relaciono muy bien ocasionalmente), Juan (el novio de mi prima), Polo (solo un conocido) y un hermano de Jaime (el cual nunca habia visto en mi vida), quienes junto conmigo comparten el gusto por la música.
Todo ese trote de recordar esas fechas me pone algo nostálgica, pues fueron los tiempos más maravillosos que jamás he vivido y al ver que se han acabado, me entra un poquitín de tristeza (¡buaa!).
Todo este fervor que demostraron mis amigos me hizo recordar que el año pasado yo andaba igual. Esto no quiere decir que este año no tenga nada de emoción por esta fecha, sino que ahora no se que mosco me picó que ando toda chipil, cabizbaja y sin ganas de hacer nada; situación muy diferente al año pasado, que hasta le lleve mañanitas a la Virgen junto con Jaime (un amigo, muy amigo mío y de mi familia), Karla (una chavita con la que me relaciono muy bien ocasionalmente), Juan (el novio de mi prima), Polo (solo un conocido) y un hermano de Jaime (el cual nunca habia visto en mi vida), quienes junto conmigo comparten el gusto por la música.
Todo ese trote de recordar esas fechas me pone algo nostálgica, pues fueron los tiempos más maravillosos que jamás he vivido y al ver que se han acabado, me entra un poquitín de tristeza (¡buaa!).
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