Lo que pasa es que siempre que hago un análisis acerca de qué es mejor en cuestiones teológicas, si creer firmemente en alguien supremo o no creer definitivamente en nada, siempre llego a la conclusión de que en cierta manera es mejor creer, ya sea por verdadera convicción o por mero interés, lo que sea. Creer por verdadera convicción -pienso yo- se lleva a cabo con verdadera fe, con verdadera creencia, y éstas, al ser algo verdadero, te brindan verdadera calma, verdadera satisfacción y verdadera felicidad... En cambio al creer por interés, ya no tienes verdadera fe ni verdadera creencia, sino que buscas creer y buscas tener fe porque a partir de esto quieres obtener calma, satisfacción y felicidad. Pero, ¿por qué digo que creer por convicción o creer por interés siempre será mejor que no creer en nada?
Siempre será mucho mejor creer en algo–ya sea por interés o por convicción- que no creer en nada, porque las personas que crean siempre va a tener un consuelo donde ampararse, un apoyo o un alivio. Es decir, aquellos que tengan algo en qué creer, cuando tengan un problema o cuando sufran algún mal, siempre podrán dirigirse a pedir ayuda a su ser supremo, aunque este ayude verdaderamente o no. Pero si por el contrario, si se trata de una persona que no tiene algo en qué creer, cuando se sienta en un apuro o en aprietos ¡¿a quién recurrirá?! ¡Pobre de ella! Y más si es una persona aislada que no tiene amigos, ni perro que le ladre, por que se sentirá sola.
Sé que creer por interés suena feo, pero la mayoría de la gente es lo que hacemos, creemos sólo cuando nos interesa, cuando nos sentimos mal, cuando nos vemos en un aprieto y entonces sí, ‘sentimos que la Virgen nos habla’. Para mí no es tan malo, pues ambos casos -convicción o interés- nos convienen a todos y a la misma persona que cree, por ejemplo, si una persona cree en algo supremo será una mejor persona porque creerá que siendo buena es como podrá ser feliz, y aunque crea por convicción o por interés, el ser bueno le dejará una satisfacción, es decir, el tener a una mejor persona nos conviene a todos y la satisfacción por ser bueno le conviene a la misma persona.
Otro ejemplo: supongo que todos quieren ir al cielo, reunirse con su Dios, o estar en paz después de la muerte, y aunque crean por verdadera convicción o por mero interés, tendrán la idea en sí mismos de que el ser mejor ayudará a llegar a eso que deseamos después de la muerte. Y a todos nos conviene una mejor persona ¿no?
Con esto no digo que al creer por convicción o por interés ya se crearán al instante personas buenas y mejores que formarán un mundo color de rosa, ¡no!, seguirá habiendo pecado y depravación en la vida de todos, pero, por lo menos tendremos consideración entre lo qué es bueno o lo qué es malo y pensaremos dos veces antes de actuar, si es que queremos llegar ‘a un mejor mas allá’ o ser más felices. Y para aquellas personas que creen por convicción y tratan de hacer todo con rectitud, pues bueno morirán un poco más tranquilas y satisfechas de haber obrado bien en su vida, independientemente de que exista o no ese algo después de la muerte.
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Pues bueno queridos garambullenses, eso es lo que pienso, y es sólo una opinión. No quiero herir susceptibilidades ni estoy en contra de nadie, respeto a todos y a toda ideología. Yo por mi parte creo en mí y en lo que hago y tengo varios dioses en los que inspiro mi fe… Y sí, tengo qué reconocerlo, hasta pareciera que creo mucho más en ellos cuando estoy en algún apuro… pero no, los llevo y creo en ellos firmemente aunque no vaya a una iglesia o aunque no les prenda una veladora, los respeto y respeto a los demás dioses que las demás personas pudieran tener. Cada quien es libre de creer en lo que quiera, en un ser supremo, en una figura, en una imagen, en una roca, en un todo, en un nada, en una esencia, en sí mismos o en lo que sea, mientras no dañen a los demás y no provoquen el mal.
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