"Póngales a los niños más trabajo del que ya les deja" me pidieron los mamás, pues sus querubines, al saber que a veces tienen poca o ninguna tarea, se la pasan de vagos: se salen a las chispas, se van a los futbolitos, andan jugando toda la tarde y ya ni les quieren hacer caso. Por una parte está bien, querer ponerlos a trabajar y que hagan algo de provecho, pero también deberían tener un poco de autoridad ante ellos, tengan o no tengan tareas.
Yo no soy partidaria de muchas tareas que los fastidian y que muchas de las veces terminan haciendo las mamás solamente. Esas tareas no me consta de bien a bien que les están siendo de verdadero provecho. Me desgasto yo revisándolas y quizá sea un tiempo perdido revisar algo que no tiene un trasfondo útil para los niños. Quizá. Sin embargo, no todo tiene que ser así, habrá quienes aprovechen estos trabajos, pero siempre queda esa espinita de saber quién sí y quién no.
Por mi parte, más bien, sólo dejaba de tarea aquello que no se pudo concluir en el aula y de lo cual yo ya había visto un poco su avance. Pero bueno, si quieren más trabajo, más trabajo les daré. Pobres niños y pobre de mí.
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