02-12-2008 (8:01:28 AM)
Creo que leí tu mensaje un poco tarde, pero podemos vernos hoy. Solo dime a qué hora y donde. Tú también me gustas. Que tengas una buena mañana.
Quedamos de vernos a las 7 en el estadio. Le fui a esperar y pensé que no llegaría. Llegó 15 minutos tarde y me dijo que se le había descompuesto su vocho. Yo estaba contenta de verlo. Fuimos a buscar una llave para lavar sus manos pues según las traía sucias. A mí no me importaba si estaban sucias, de cualquier manera fuimos a un parquecillo donde había una llave, pero ésta no tenía paloma para girarla y estaba con madres de dura. Le dije que así las dejara, que no me importaba.
Él: en serio no te importa?
Yo: no.
Él: pensé que ibas pensar “¡Qué asco!”
Yo: no, eso no me da asco.
Él: es que normalmente las chavas son muy fijadas en eso. Entonces no eres fresqui?
Yo: cómo fresqui?
Él: es que a las niñas fresqui nunca les parecería ensuciarse, o sentarse en algún lugar que no sea una silla, o ir a comer a un restaurante que no sea caro, ya sabes…
Yo: pues no, entonces no soy.
Él: naah!! A ti te encanta lo bueno.
Yo: por qué dices eso?
Él: sé quién eres, eres rica.
Yo: rica? Jajaja.. En piojos.
Él: entonces te ensuciarías?
Yo: sí.
Él: irías a comer a cualquier lado?
Yo: sí.
Él: te sentarías en un charco de lodo?
Yo: jajaja… eso no, a menos que me viera en la necesidad o que tuviera ganas de hacerlo.
Él: ah, yo siempre pensé que eras fresqui… Pero sí vives muy bien y eres rica.
Yo: ya cállate o te golpeo!
Entonces empezó a hacer frío. Él no traía con qué cubrirse y empezaba a moquear. Yo también tenía frío. Me dijo que si me abrazaba. Le dije que mejor yo lo abrazaba a él.
Fuimos a su casa, o más bien a la casa donde se queda con Ricochet (su amigo que me insinuaba cosas por Messenger y que rechacé por desconfianza). Ricochet me vio entrar. Simplemente saludé con un movimiento de mano. Pasamos a su cuarto y otra vez el idilio. Afuera un viento fuerte movía a los árboles furiosamente, también las casas hacían ruidos y eso era excitante. Decidí que estaba mal lo que hacía. La voz en mi cabeza empezaba a hacerse presente. Pare un poco y le dije que ya no me besara, que ya no me tocara:
Yo: Ya, ya, ya...
Él: por qué? Todo es tan perfecto.
Yo: a qué te refieres?
Él: tu, yo y el viento. No ves lo que provocamos?
Yo: Si.. jajaja… es muestra de nuestros poderes. Pero si seguimos, vamos a provocar algo mayor. No quieres eso, verdad?
Él: sí, vamos a destruir la ciudad.
Me fui luego de un rato. Todo era mágico, pero debía ir a casa porque al día siguiente debía presentarme en la primaria.
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