El perro preguntó a la perra si quedaban esperanzas de regresar con ella. La perra, algo callada, confundida y tensa dijo al perro que no, tomando en cuenta que en esas cuestiones, lo principal era la sinceridad. El perro se puso muy triste porque su corazón aún desbordaba amor por ella (bueno al menos eso parecía) y preguntó a la perra si ya no lo amaba. La perra, entre la espada y la pared, dijo al perro que realmente lo sentía, pero que él ya no vivía más en su corazón (ella nunca quiso hablar con mentiras). El perro se quedó callado por unos instantes. La perra, no soportaba verlo así, entonces rápidamente ella se volteó y empezó a cortar flores y adornó su pelaje con ellas. El perro miraba a la perra cómo decoraba su pelo y le dijo que ya no se le notaba tensa, que el haber descargado lo que llevaba dentro, terminando así su relación parecía que le quitaba un peso de encima, que ella se liberaba de esa tristeza, pero que se la echaba a cuestas a él. La perra no dijo nada más, siguió volteada y el perro se fue.
El perro siempre creyó que la perra había sido muy mala por haber jugado con sus sentimientos. La perra sabía que el perro creía que sólo había jugado con sus sentimientos, pero sólo ella supo que eso no era cierto.
De todos modos la perra aún vive amargamente, pues no soporta saber que el perro tenga una mala imagen de ella. La perra se siente triste por que ella sin el menor afán de herir al perro y sin la más mínima intención de jugar con sus sentimientos, habló con la verdad, y eso le trajo más problemas.
Ahora el pero ya no quiere saber nada más de la perra. La perra le ha llamado por teléfono, ha hablado personalmente con él, pero tal parece que al él no le interesa ni siquiera la amistad de la perra.
La perra ha visto varias veces al perro desde lejos y se pregunta a dónde se fueron las palabras del perro, esas que decían: “aunque lo tuyo y lo mío llegara a terminar, quiero que sepas que podrás contar con mi amistad”, y así, desde lejos, la perra lo sigue mirando y se queda callada.
El perro siempre creyó que la perra había sido muy mala por haber jugado con sus sentimientos. La perra sabía que el perro creía que sólo había jugado con sus sentimientos, pero sólo ella supo que eso no era cierto.
De todos modos la perra aún vive amargamente, pues no soporta saber que el perro tenga una mala imagen de ella. La perra se siente triste por que ella sin el menor afán de herir al perro y sin la más mínima intención de jugar con sus sentimientos, habló con la verdad, y eso le trajo más problemas.
Ahora el pero ya no quiere saber nada más de la perra. La perra le ha llamado por teléfono, ha hablado personalmente con él, pero tal parece que al él no le interesa ni siquiera la amistad de la perra.
La perra ha visto varias veces al perro desde lejos y se pregunta a dónde se fueron las palabras del perro, esas que decían: “aunque lo tuyo y lo mío llegara a terminar, quiero que sepas que podrás contar con mi amistad”, y así, desde lejos, la perra lo sigue mirando y se queda callada.
clap clap clap!!!
ResponderBorrar(rverencia reverencia reverencia)
Te quedo muy bueno, de verdad esta chido, nomas que como que esta abstacto por que los perros no se hablan por telefono y nomas andan cogiendo... en fin...
Saludos!
:D
Shinji Ikari... No maaaaa.... jajajaja!!!
ResponderBorrarOoooo... no que ya lo habìas superado!!!!!
ResponderBorrarEs que eso de la amistad solo surge si de verdad se fue amigo antes de amante...
ResponderBorrarSi no se da ese caso... Nada, que no vale.
Hola...
Perlita... en eso andamos.
ResponderBorrarLogan... en realidad de mi parte habia más amistad que alguna otra cosa y eso era lo que me encantaba de esa relación, pero creo que el perrito quiere jugar al "todo o nada".
Mariel... lo dudo, pero con que me vuelva a dirigir la palabra me doy por bien servida.