sábado, 24 de noviembre de 2012

Papeles invertidos

Ayer fuimos a visitar a mis abuelitos a la capital; hace mucho que no los veía.

Mi abue se encuentra en la edad más difícil de su vida. Hace algunos años -no sé decir cuántos- mi abuelita ya no pudo caminar debido a su edad y a su peso; no es gorda pero es una abue muy alta y fornida. Ella es una abue muy linda, su cabello blanco siempre está peinado con unas lindas trenzas que le hace una de sus hijas (mi tía), su voz es muy bajita y dulce, su mirada es como perderse en un paisaje natural o en una bella pintura, sus manos son tan suaves y su presencia es sumamente agradable. La quiero mucho y a veces me da tristeza que ya no puede hacer lo que ella quisiera, pero son etapas de la vida, y todos pasaremos por ahí algún día.

Algo que me puso a pensar mucho es ver a mi papá cuidando y alimentando de ella. Me imaginé aquella etapa de la vida de mi abuelita en que tuvo que cuidar de mi papá, darle de comer, cambiarle los pañales, bañarlo, cargarlo, arrularlo, etc. Y ahora los papeles se invirtieron, es mi papá quien ahora le toca cuidar de ella, darle de comer en la boca porque casi no puede moverse, ponerle sus calcetas abrigadoras, acomodarla en su cama y cobijarla. Es algo conmovedor ver ese tipo de escenas y me ponen a pensar qué será de mí cuando ya no pueda valerme por mí misma, habrá un hijo que me quiera atender o me verán como una carga y se olvidarán de mí? No lo sé.

Por lo pronto sólo sé que esa cultura que mis papás demuestran con mis abuelitos es un ejemplo suceptible de heredarse. A mí sí me gustaría cuidar de mis papis porque valoro demasiado lo que ellos han hecho por mí durante toda mi vida. Y tal como ellos hacen con sus padres, en un futuro quiero hacerlo con ellos. Estaría encantada.

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