Las flores de la jacaranda: eran en nuestra imaginación despachadores de betún, pues apretábamos el rabito de las flores y salía un líquido blanco que nos servía para decorar los pastelitos de lodo. Otras veces pensamos que el líquido era leche, pero nadie se atrevía a tomarla. No se si fui la única, pero yo sí llegué a imaginar que el rabito de las flores era una ubre de vaca.
No sé por qué a muchos la imaginación se les seca y la inocencia se les pierde. Quiero pensar que soy de las que aún las conservan. Hoy vi muchas flores de jacaranda regadas por todo el piso del patio decorando de azul violáceo, y me imaginé una alfombra voladora de flores, un paraje lleno de flores en la cima de una montaña y también una alfombra de honor para una princesa... Y adivinen quién era la princesa...?
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