Anteojos para la niña

Era un día como cualquier otro. Estaba en la clase más fastidiosa que el ser humano pudo haber inventado. El profe -como siempre- con su bla bla bla característico, se la pasaba diciendo lo que haríamos en el semestre y eso para mí era un fastidio porque llevaba cerca de la mitad del semestre diciendo lo mismo y no lo poníamos en marcha. La noche anterior no había podido dormir por tanta tarea y la clase se empezaba a volver el sueño de toda mi vida. En eso el profesor empezó a anotar en el pintarrón un itinerario de un viaje que "haríamos" y decidí copiarlo en mi cuaderno. En eso... ¡OMG! ¡Oh Dios! ¡Santa Virgen de las Vírgenes! Al intentar leer lo que iba a copiar me di cuenta que me era imposible. Las letras simplemente eran plastas rojas en una superficie blanca. Cerré mis párpados fuertemente y al abrirlos nuevamente en dirección al pintarrón: ¡Lo mismo! ¡Las letras no eran letras, eran manchas rojas! Me froté los ojos con mis manos al menos tres veces pero siempre era el mismo resultado. Sentía una apestosa impotencia que me mataba y me hacía mal. Entonces, con lágrimitas en los ojos les dije a mis compañeras de equipo lo que me sucedía y de primero se rieron porque pensaron que era otra de mis ocurrencias, pero cuando vieron que era verdadero me trataron de calmar por lo poquitín pinche histérica que me estaba poniendo. Al final conseguí calmarme recostándome sobre la mesa de trabajo apoyada sobre mis brazos. Cuando el profe habíase marchado y teniendo la oportunidad de salir de ese apestoso salón de clases me dirigí a la puerta sin ver las malditas manchas rojas, no quería saber si ya podía leer de ellas o no, sólo quería irme.

Ayer me fui a hacer un maldito exámen de la vista y le conté mi tragica historia a un tipo muy chistoso que me hacía reir mucho. Me dijo que mis ojos estaban muy frágiles e irritados, que debo usar lentes y que de hecho los debí haber usado desde la primaria, que no dormir es malo para mis apestosos ojitos lindos, que tenía miopía en el ojo derecho y astigmatismo y miopía en el ojo izquierdo, que los lentes que me recetaba no eran para leer, sino para usarlos todo el día, que tengo un globo ocular más grander que otro, y un montón de cosas más, y yo: ¿a poco con ese exámen puede saber todo eso? ¬¬ ... Ese examen fue muy chistoso, al menos para mí sí porque me ponían a leer letras y números y decía muchas cosas mal: confundía el 3 por un 8, una D por una O, e incluso un 3 por una E volteada.. jajajaja. Lo padre era que ya no estaba histérica, ahora todo me daba risa (lo sé estoy loca y mal de la tatema). Luego me ataqué de la risa porque... bueno, fue algo más o menos así:

Oculista: Cierra los ojos, no los abras hasta que yo te diga.
Yo: (pensando) ¿Qué me quiere hacer este tipo? Seguro que me tiene una sorpresa :P
Entoces me puso un prototipo de lo que serían mis lentes.
Oculista: Ya puedes abrirlos... ¿Qué tal ves?
Yo: Normal. Bien.
Luego me ataqué de la risa cuando me quitó el prototipo. Un momento, ¿qué es un prototipo?
Yo: Jajajajaja!!! XD
Oculista: ¿Qué pasó? ¿Por qué te ríes?
Yo: Jajaja... es que sin esa cosa veo bien pinche borroso. Jaja.. estoy bien pinche ciega. Jajaja!!
Oculista: Pues así es como estás acostumbrada a ver. (Me pone de nuevo el mugrero ese) ¿Notas la diferencia?
Yo: Jajajaja!! Si. XD

Bueno, en resumidas cuentas, tengo que usar lentes y no quiero. Una vez me graduaron unos pero no los usé porque no me gustaban, sin embargo ahora, después de la trágica historia que me sucedió, creo que es necesario que los use. Ya los elegí y los dejé pa que me los graduaran; son unos lentes de pasta que me ayudaron a elegir mis amigas locas y el individuo ese, aunque, creo que esas locas no me dijeron la verdad sobre si no se me veían tan mal y que el tipo me dijo que se me veían más bien los mas caros. Bah, como quiera, sean cuales sean, creo que me veré más más más nerd de lo que soy. Y... creo que iré por ellos hasta que vuelva a entrar a la escuela (después de estas dos semanas de vacaciones) porque los ecargué en la ciudad en donde estudio y no pienso gastar mis vacaciones en ese lugar.

Se despide:

Garambunerda