viernes, 8 de octubre de 2010
Shekolín
En la casa en la que estoy viviendo (casa de los Murorrubio) todos los días tenemos unas pequeñas visitas: unos pequeñines que saliendo del Cendi son ciudados por la señora Champiñón. Llamémosles Anibella y Shekolín. Son unos niños adorables y me hacen reir mucho. Se les ocurre cada cosa!! A veces son berrinchudos, pero como quiera me caen bien, sólo basta compararlos con la señora Champiñón (jaja, qué mala soy, no debí decir eso).
Resulta que Shekolín, además de ser adorable y chulo, me recuerda mucho, mucho, mucho al Alfalfa. Pareciera su hijo perdido. La viva cara del Alfalfo: sus labios, sus ojos, sus cejas, su boca, su naricilla, sus orejas... Está igualito. Y por si fuera poco, se llama Sergio (igual que el Alfalfo).
Muy aparte que se parezca o no, me dan ganas de abrazarlo y apachurrarlo. Luego su vocecilla es tan adorable.. jeje, y suele repetir las últimas palabras de las frases que los demás dicen. Me da risilla. Jojo.
Nota: este post no es para venerar al Alfalfa como en posts pasados. Sólo es para mostrar las ironías o coincidencias de mi vida.
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