Infancia

Qué ganas de regresar el tiempo. Si tuviera riquezas lo daría todo para poder volver a los tiempos de antaño, en los que la inocencia llenaba mi ser y los rencores no duraban siquiera una hora. Muy distantes ya son aquellas épocas en las que todo lo vivía tal y como se venía dando, cada cosa con sinceridad, con ternura y algo de ingenuidad.

Son aquellas tardes de juego y diversiones las que ahora extraño: retozar y retozar hasta llegar el crepúsculo del final del día y quedar rendido en cama después de haber terminado la merienda. Llegar con júbilo a la casa para mostrarle a mamá la manualidad del día, querer volver a ver a tus amiguitos al día siguente. Cada una de esas cosas que ya de grande por uno u otro motivo no vuelves a vivir.

Cada día trato de sacar a jugar a la niña que creo llevar en mi interior. Pero... nada es lo mismo.

Ejemplo: Hoy jugué como enana con mis primos menores de ocho años.

Dato curioso: Ellos siguen jugando afuera. Yo mejor ahí le dejé porque ya estaba cansada.

Los sueños, de antaño, aún los llevo aquí en mi ser

recuerdos lejanos, que nunca, nunca olvidaré.

Jamás podré dejar de imaginar aquel ayer

pues sólo así al verme ahí seré feliz.

El camino recorrido vive en mi corazón

cuando miro hacia el sol

puedo sentir una fuerza que me obliga

a soñar otra vez para vivir ese ayer.

Los sueños de antaño me han demostrado

que vivir no es solo pasado, sino presente y porvenir.

Jamás me olvidaré de imaginar

pues solo así podré soñar y continuar siendo feliz.

Ending de la caricatura FLY.