Cuando despertó, sus ojos tenían lágrimas; había tenido un sueño muy extraño: se encontraba sola, perdida en un bosque; gritaba y gritaba pidiendo auxilio y su cuerpo no podía dejar de temblar.
-Tranquila- se decía a sí misma para contener el llanto. Corría con sus pies descalzos buscando a alguien que pudiera ayudarla, pero sólo podía sentir las incómodas piedrecillas en las plantas de sus pies y no había señas de nadie. Tal parecía que a todos los demás se los había tragado la tierra.
Cansada de correr se sentó en una enorme roca. Miró a su alrededor y advirtió que la puesta de sol ya estaba cerca. Pensó en la situación en la que se encontraba, su conciencia pasó de fría a tibia y no puedo contener más el llanto. Como siempre solía hacerlo, se tapó la cara con sus manos para que nadie la viera llorar. Así continuó hasta que sintió su cara y sus manos completamente húmedas por tantas lágrimas.
"Qué ironía" -pensó- "si aquí no hay nadie que me vea llorar". Retiró sus manos de su cara y vió sorprendida que aquella humedad no era incolora. Tenía las manos pintadas de rojo vivo, tenía las manos llenas de sangre. No sabía qué estaba pasando, ¿por qué estaba sola? ¿por qué estaba en un bosque? ¿por qué sangre en vez de lágrimas? ¿por qué a ella? Sintió desesperación y echó a correr de nuevo. Seguía llorando. Era ya de noche y sin quererlo, por si camino dejaba rastros color carmín.
Soledad y desesperación
ResponderBorrarUn sueño raro y profundo
Lagrimas color carmín
Muy interesante, me recordó a algo que escribí hace algún tiempo.
Saludos.
El Diez... Saludos para ti también :)
ResponderBorrarMariel... Gracias Mariel. Igualmente te deseo lo mejor :D