Si me preguntan, me gusta más lo simple y gracioso pues me resulta más catárquico y terapéutico. Siempre he estado convencida y hay estudios que lo demuestran, que la risa contribuye a una buena salud que, por el contrario, pasarla enojado, angustiado, ansioso o estresado. Además, creo que alguna vez lo he dicho: soy muy simplona y encuentro alegría o felicidad en las cosas simples.
Sin embargo eso no evita darme cuenta de la calidad de mis comentarios en situaciones que ameritan seriedad y trabajo mental. En estas, muchas veces tengo mis puntos de vista pero no me gusta demasiado participar en ese tipo de discusiones por una de las siguientes tres razones: 1) no es mi fuerte y no tengo fluidez; 2)por lo que dije anteriormente, me gusta más una plática simplona, alegre y graciosa; y 3) no tengo nada bueno que aportar, ni una idea respecto al tema.
La última es la que quiero abordar más; como lo venía mencionando más arriba: dejar de ser tan burraza e iletrada. Aunque, bueno, el saber no garantiza tener el don de expresarlo con palabras, así que también podría agregar como prioridad la número uno. Aunque bueno, me he topado con gente que ni puta idea tiene del tema y se pone a opinar a lo pendejo.
Por lo anterior, de ahora en adelante he de leer más, y he de ejercitar mi juicio propio sobre lo que leo, incluso sobre problemáticas o situaciones ajenas (odio los problemas) con los que pueda practicar ese juicio propio. Lo odio, no me gusta, pero es la única manera que se me ocurre.
He empezado por algunos libros. Me he dado a la tarea de leer reseñas e investigar títulos en internet. Ya tengo una buena y larga lista de los que han llamado mi atención, pero los primeros que he comprado de mi bolsillo, por ser la primera compra y por ser yo demasiado arrebatada/ansiosa en mis nuevos planes, los he seleccionado sólo por sus títulos, sin leer reseñas. Éstos fueron:
(Los últimos tres sí fueron comprados con previa información).
Ahora bien, debo terminarlos, porque hasta ahora siempre había sido de las que dejaba de leer si las primeras páginas no me atrapaban. Por eso, una forma de obligarme a terminarlos fue invertir en ellos con la premisa de que "ya he gastado en ellos, por lo tanto debo aprovecharlos".
En estos momentos mi lista de libros por comprar es demasiado larga, pero vamos por partes.
No sé qué tan idealista, futurista, optimista ha sido este post y este nuevo plan, pero chingue su madre siempre hay que intentarlo. ¿Qué no?