Bonitas vacaciones he llevado. No pudimos salir a ningún lado: Puerto Vallarta y Guanajuato se cancelaron por trabajos de mis papás y por las inclemencias del tiempo; fuera de ahí fui a Monterrey al hospital y a la capital a comparar ropa.
Mis vacaciones se pueden resumir en no hacer nada y cuando digo nada es literal: nada. Se puede decir que me la he pasado en modo planta: respirando e ingiriendo nutrientes, jaja. Lo único que hice fue ver animé y TV, estar en redes sociales y preparame para asistir a la quinceñera de una prima (por eso fuimos a comprar ropa a la capital).
Hasta este punto ya habrán notado que lo de "bonitas vacaciones" es sarcasmo.
Creo que mi cama ya es más aguadita que hace tres semanas cuando empezaron las vacaciones, en verdad la he usado mucho y me la he pasado remolineándome en ella: me canso de estar de panza y me volteo, luego me canso de estar recargada en el respaldo y me acuesto totalmente, cuando me canso de esa posición sigue estar acostada de lado y luego del otro, siempre con la lap o con el cel conmigo, o bien, viendo tele. Creo también que mi cola ya está un poco más plana por pasármela sentada o semi acostada en el respaldo de mi cama, siento cómo mi cuerpo me pide ejercicio porque de tanto no hacer nada ya me duelen los huesos, las piernas y la cola. Necesito una buena sobadita de cola. Jaja.
Tenía un nivel de flojera que ni siquiera me desmaquillaba para dormir y despertaba tarde con mi estilo mapache. Nunca acomodé las barbies que compré usadas, siguen en el mismo lugar que cuando entraron las vacaciones. Mi mochila que cargo para ir a entrenar está olvidada, solo la mueve Aure (quien hace el aseo) cuando viene a barrer y a trapear. Y mi guitarra no la usé en todas las vacaciones. Esta vez no tenía depresión, estar encerrada y aislada fue mi decisión y de hecho me la pasé muy bien.
Mi mochila que uso para ir a entrenar.
Las muñecas que nunca acomodé.
Y bueno... ¡Ya estuvo bueno! Ya basta de flojeras y dejadez. Es hora de retomar mi vida desde donde la dejé (otra vez) [por vigésima tercera vez, jajaja] y echarle ganas. Ya fue mucho descanso, aunque me siento de la patada por las desveladas, pero nadie me lo manda. ¡A darle!
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