Sin receta

Sin receta de cocina se cocina mi vida.
A calor del fuego lento se cuecen mis deseos y ansias
… y mis traumas aún acumulados
se vuelven parte del sazón de la nostalgia

Muchas veces, cansada de seguir en el hervor
y sentándome a mirar la lejanía
me detengo a llorar un rato
pero no es nada que derribe la alegría.
A veces también llorar es bueno.

Más bien, me gusta vivir alegremente cuando puedo
y aprovechar la vida a punto de turrón.
Igual escuchar la inmensidad cuando es debido
Y poder mezclar los sabores que quiere paladear el corazón.

Se necesita más que una receta para vivir la vida
Pues a veces ella, a su antojo, se torna dulce o salada
Y si me preguntan cuál es la mejor manera de prepararla
Para mí, la mejor receta es la improvisada.