Chiales, que cruel es el mundo, que injusta y ramera es la vida. La puta me trata tan mal que si no dijera lo contrario en mi acta de nacimiento, diría que soy hija de la mala suerte.
¿Por qué?
Pienso algún plan y se me frustra, quiero salir a algún lado y llueve, quiero postear algo y se me inhibe la máquina, planeo un descanso y me encargan mucha tarea, salgo de mi casa y me orina un perro… bueno no tan así, pero casi.
Ya tenía tiempo que había notado todo esto, pero no había querido admitirlo porque no me quería sugestionar, ya ven que por ahí dicen que la mente es una hada madrina sin sentido del humor, o sea, trata de cumplirte todo lo que piensas y dices, no importando si lo dices en broma o muy en serio. Es por eso que siempre trataba de animarme a mí misma con palabras tontas y en cierto modo hiper, mega, super, archirrequeterrecontra positivonas como: “Me caí, pero lo bueno es que no se me cayó mi casa”, “Saqué un 6, pero lo bueno que no saqué un 5”… y así, por poner un ejemplo.
La gota que derramó el vaso fue el día de hoy, en que estaba calentando un taco de harina y dos gorditas de barbacoa ( sépase que mi mamá me hace lonche pa que lo caliente aquí, pues en la escuela no me dan tiempo ni de echarme un pedo) y las iba a pasar del comal al plato; aproximadamente había un trecho de 3 metros de distancia que separaba al plato del comal entonces:
Garambullita: (pensando) Cuidadito, cuidadito, que no se te vayan a caer estas suculen…
En eso, ¡¡BOLAS!!, ¡al piso las dos mendigas gordas!
Garambullita: ¡Noo!, ¡maldita gravedad! Ya no tengo chance de calentar más, me comeré el taco de harina. (Deglutiendo) Glump. Ahora si, córrele a cambiarte.
Iba a cambiarme pero mis padres se habían llevado mis maletas pal pueblo deonde soy oriunda (sépase que aún estoy en el lugar donde estudio)…
Garambullita: ¡Noo! ¿Ahora qué me pongo?
En eso veo una pila de ropa de invierno que mi prima había dejado desde el año pasado en que vino a quedarse por una temporada y…
Garambullita: Pues qué esperas que no te encueras, ya es muy tarde y no tarda mucho el bus en pasar.
Tomé la ropa y me la puse así. Olía a refri cuando le sacas todo, lo desconectas y lo dejas cerrado. El olor me mareaba, así que me eché todo el veinte de colonia libanesa… Ya estaba muy furiosa y yo misma me trataba de calmar con mis frases positivas:
Garambullita: Calma, el hecho de que la mañana haya sido del nabo, no quiere decir que será así el resto del día… Calma, el mundo es tuyo, sal a conquistarlo… Calma, nada más malo puede pasar…
Entonces, cuando salí de mi casa y caminé unos tres metros: ¡¡SPLAT!! mi piecesillo izquierdo había sido víctima de las gracias de un perro, que por cierto traía seguidillo… Rápidamente me fui a cambiar de zapatos y salí echa rayo porque el bus pasa muy puntal; y justo iba llegando a la esquina cuando: ¡PI-PI! el maldito bus sonó su claxon pasándome por las narices como diciendo “¡Ahí te ves LOSER!”…
¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! fue en ese instante cuando dije: ¡Qué pinche y puta vida me tocó vivir! ¡Maldita mala suerte!
Es por eso que este post se lo dedico a mi mala suerte que me está agarrando de carrilla. A ver si hay un ciber-Dios que lea mis quejas y se digne a absolverme de mis pecados y me deje vivir en paz. Estaba pensando en que no me haría nada mal ir a Catemaco con un chaman, una bruja, o ya de plano un curandero para que me unten unas hierbitas en la pancita, en la cabeza y de una vez en la colita (para eso del amor, porque hasta para eso estoy bien…).
Chiales, me cae que estoy más salada que la cecina (espero y sea solo una mala racha).
Por lo pronto ya me voy para mi pueblo que ya son vacaciones (¡¡POR FIN!!). Espero y no me suceda nada malo en el viaje ese. Bah!
Nos olemos luego querido blog.
----------------------------------------------------PD: Mientras que yo imploro al Dios del ciber-esp@cio, el que lea esto ayúdeme con el de los cielos, y cada vez que se levante, implore por un día feliz pa mí.
PD2: No se de donde saqué eso de que la hierbas de la colita son pal amor y no quiero ni pensarlo.