domingo, 27 de enero de 2019
Extraños
No sé qué pretendo, ni sé qué pretendes. Estamos cayendo en un limbo de satisfacción, sin embargo no te conozco ni me conoces, no tienes idea ni yo la tengo. Fingiremos que somos viejos conocidos y que sabemos lo que queremos, aunque en el fondo no reconocemos nuestras caras siquiera, ni al amar ni al llorar; aunque en el fondo tenemos miedo y desesperación, aun así estamos demasiado ensimismados en el otro. Estamos conociendo las reacciones que podemos sentir entre ambos. Estamos pidiendo a gritos que nuestros labios choquen y nuestras pieles se rocen, pero no podemos amar más de la cuenta, no te conozco ni me conoces. Demasiado tiempo sin sentir hacen que exijamos lo que merecemos, lo que nuestros cuerpos contritos merecen. Y furtivamente se nos escapan una y otra vez los deseos hacia el otro, poco inusuales pero sí abundantes. Y nosotros, que estamos frente a frente, no somos ajenos pero sí extraños.
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