¿Miedo? No sé. Solo con pensar en las operaciones que han tenido mis gatas me da algo de valor. Ya que ellas, sin saberlo y sin tener tantos cuidados, un día despiertan con una herida en su panza.
Nunca en mi vida me han metido cuchillo para nada. Creo que ya era hora. ¿Cómo planeaba irme invicta? Jaja.
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