Te he estado esperando

Yo soy la persona a la que he estado esperando.

Bajo esta frase se acoge la actitud que he deseado para mí desde hace algún tiempo.

Normalmente evado las cosas, algunos deberes y uno que otro asunto; y me pierdo de actividades, de las cosas que me gustan, de momentos y de enseñanzas; rechazo todo lo bueno que hay en mí, mis capacidades, mi potencial, mis habilidades; y me vuelvo vulnerable, débil, ineficiente, tonta, incompetente... pero todo por mí, por mi actitud pesimista que me caracteriza.

Y sé lo que sucede, no soy tonta, sé lo que pasa conmigo; sé que me consumo yo sola, estúpidamente... sé que yo solita me pongo trabas, sé que estoy donde estoy por mi real y santa necedad de ver lo peor en mí. Pensándolo mejor, sí soy muy tonta.

Debo cambiar, eso lo he sabido hace mucho tiempo, debo brindarme oportunidades, debo dejarme intentarlo, debo fracasar, debo aprender de cada error cometido y de cada fracaso obtener una enseñanza. Pero soy como otra Alicia en país de las maravillas: yo sé muy bien lo que debo hacer, pero casi siempre lo hago mal.

Es ahí donde debo aplicar la frase. ¿A quién espero para iniciar?, ¿quién hará el cambio?, ¿quién debe tener la determinación?... Yo soy la persona a la que he estado esperando.