Decidí irme a dormir pues en vez de conversar agradablemente por messenger me empezaba a fastidiar y seguramente empezaba a hacer sentir mal al joven Nequicio. Me fui a mi cuarto, cerré con llave, prendí una vela, apagué la luz, me fui bajo las cobijas y me coloqué los audifonos del reproductor. Luego Vicente Fernandez me hizo llorar:
Aquí tienes las llaves de mi alma
puedes entrar a la hora que tú quieras
para que veas si hay alguien en el mundo
que pueda darte lo que yo quisiera.
Ya he tratado de sacarte de mi vida
yo no puedo quererte limpiamente
pero qué quieres que haga vida mía
si el corazón no ve, tan sólo siente.
Tu boca, tus ojos y tu pelo
los llevo en mi mente noche y día
no me pidas que deje de quererte
después que te entregué la vida mía.
Qué desesperación, en verdad, sentir algo por ti y no poder hacerlo limpiamente porque perteneces a otra mujer.
Luego pensé en llamarle, era casi la 1 AM y no se me ocurría algo mejor. Pero, me había hecho la promesa de no molestarle nuevamente con esto que siento y dejarle en paz; no volver a sonsacarle para que dejara de lado esta locura. Llamarle... si le llamaba escucharía su voz y me rendiría ante ella. Mejor no. Mejor me duermo, me dije. Hice el intento por dormir pero no pude, las letras de aquellas canciones me hacían enloquecer. Mejor le mandé un mensaje.
No sabes cuantas ganas tengo de abrazarte, de besar tu boca y todo tu cuerpo, de sentir tus cicatrices en mis manos, de olerte y dormir al lado tuyo. Esta desesperación por verte me está matando. Sé que suena cursi y que normalmente a ti no te gusta expresarte así, pero, qué diablos!, es lo que siento y no me importa ya nada. He tratado de sacarte de mi mente, en verdad he tratado no quererte, pero veo que es realmente difícil. Lo siento en verdad, pero me está siendo muy difícil mantener mi promesa. Pd: no tienes que contestarme.
Y así, luego de haberle hecho saber lo bien que la estaba pasando, me quedé dormida, sin más. Hoy al despertarme, abrí el celular y había un mensaje de respuesta que me envió unos minutos después, no sé por qué no lo oí:
Gracias por sentir todo eso por mí, y creeme que contigo me siento muy bien. Me gustaría estar contigo. Ya no aguanto, pero te comprendo. Ojalá pudieras romper tu promesa. Siempre voy a estar cuando me necesites. Ojalá te pueda ver pronto. TKM
Ahora, ya no sé ni qué pensar. Llámenme loca, pero a veces siento odiarlo y a veces siento quererlo. A veces necesito tenerlo junto a mí y a veces, como ahora, quisiera nunca haberlo conocido. Verdad que en sus mismas palabras se ve que no le intereso en lo más mínimo?