En medio de esta gran comedia donde a veces se rie y a veces se llora, me encuentro como el saltimbanqui que lucha por una fiel mirada del su público, el cual lo ve no más que a un charlatán nefasto que no es congruente con lo que dice y hace. Más mi único público eres tú. Tú que sin mas asomo de gentileza te limitas a ignorarme y casi a gritarme con tu ausencia que para ti no soy nada.
Y se repite la misma situación una y otra vez, saltando y brincando y tu a regar tu indiferencia alrededor de mis pies, tu indiferencia que aumenta y crece al punto que siento que llena mi jaula de tristezas, casi hasta el tope, casi hasta el borde y no me deja respirar. Y la riegas alrededor de mis pies y no recibo una explicación que me haga saber un por qué...
Yo soy la saltimbanqui que rie y llora a la vez, como aquel poema de reir llorando, sin embargo esta copia barata de Garrik no encuentra la receta para el llanto.
Reir LlorandoJuan de Dios PezaViendo a Garrik -- actor de la Inglaterra --
el pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz..." Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -- le dijo --, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
- Viajad y os distraeréis. - ¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad. - ¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer. - ¡Si soy amado!
- Un título adquirid. - ¡Noble he nacido!
- ¿Pobre seréis quizá? - Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis? - ¡Tantas escucho!
- ¿Qué teneis de familia? - Mis tristezas.
- ¿Váis a los cementerios? - Mucho... mucho....
- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
- Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -- agrega el médico -- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".
- ¿A Garrik? - Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
- ¿Y a mí me hará reir? - ¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?
- Así -- dijo el enfermo --, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de
la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reir como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reir se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
Porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuendo el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.