¿Te acuerdas?

Querido blog:

Acabo de venir de dar la vuelta. Andaba con mi... o bueno, llamémosle El Dormido, porque es muy buen amigo como para seguir llamándole Ex. Andábamos dando la vuelta en el carro por las calles vacías del pueblo... Yo iba muy calladita pero pensando en muchas cosas... Cuando ando con él se siente extraño recordar... y más porque ahora somos amigos... y más cuando sé que el dueño de mi corazoncito es ahora otro individuo. Al llegar a mi casa me puse a revisar algunos archivos de mi respaldo y me encuentro tantas historias escritas.

Un poco de esas historias para la posteridad, en este blog.

Te acuerdas ese día que nos conocimos. Ese día en que fui a tu casa y te reíste de mi porque iba demasiado rápido. Lo que pasaba era que el aire frío me hace mal y quería llegar cuanto antes.

Te acuerdas la vez que me diste mi primer beso. Yo traía puestos tus lentes. Todo para mi era borroso por los chorrocientos puntos que tenía cada cristal y tu veías borroso porque te hacían falta tus lentes.

Te acuerdas cuando me propusiste ser tu novia. Creías que el beso aquel ya nos hacía más que amigos y yo me hacía la desentendida.

Te acuerdas de los ombligos congelados. Un hielo era nuestro cómplice.

Te acuerdas de la paleta de corazón más rica que nunca hubieses comido (según tú) porque las habías comido saboreando a la par mis labios.

Te acuerdas que me hiciste llorar cuando me aventaste esa almohada. Yo estaba súper frágil ese día que sentía que cualquier cosa me iba a derrumbar.

Te acuerdas de todos los días de ensayo y otros tantos de “ensayo” en los cuales aprovechábamos para vernos.

Te acuerdas cuando por poco casi le dices a mi madre de lo nuestro. Nunca lo hubiera aceptado.

Te acuerdas cuando te pedí un beso y me lo negaste.

Te acuerdas de la vez que me tuve que ir a la capital por una semana y me seguiste con el pretexto de que tenías asuntos allá. Esas noches de cilantro y berreos fueron mágicas. Ese día frente al templo de la Virgen de Guadalupe era solo de nosotros.

Te acuerdas de todas esas grabaciones caseras improvisadas.

Te acuerdas de las canciones que me hiciste.

Te acuerdas cuando me puse bien pedales y me fui a tu casa a altas horas de la madrugada. Mis padres se creyeron eso de que tenía que estar en el panteón a causa de actividades de la escuela.

Te acuerdas todas esas veces que entre carcajadas y carcajadas hacíamos de comer
para los dos.

Te acuerdas cuando lloramos juntos por etapas pasadas difíciles de nuestras vidas.

Te acuerdas de ese “me dio gusto conocerte” que me dijiste en una discusión y te marchaste sin dejarme hablar.

Te acuerdas cuando fuimos a Monterrey. Fue una gran experiencia el haberte ayudado a grabar tus rolas.

Te acuerdas cuando me caí a propósito por las escaleras para que me pusieras atención. Y luego te lo confesé y los dos reímos mucho.

Te acuerdas cuando me celabas con otros chicos. La verdad hacías que me sintiera importante para ti.

Te acuerdas de aquellas veces que me ayudabas con mis tareas, a veces en tu casa y a veces en la mía hasta altas horas de la madrugada.

Te acuerdas cuando íbamos en el carro con mis padres y te tomaba de la mano muy discretamente.

Y el texto continúa... sólo que no deseo aburrir.

Igual a ese texto tengo muchos otros que al leer ahora me producen sensaciones extrañas, incluso me dan risa las locuras que pude llegar a hacer, pero cómo no, si estaba super clavada. ¿Así quién no las haría?