Isabel se bañaba sola. Yo solo oía desde fuera, recargada a un lado de la puerta del baño cómo el chorro de agua se azotaba con el piso de concreto. Me intrigaba saber que detrás de la pared en la que me encontraba recargada, estaba ella desnuda bañándose. No sé por qué sentía eso. Estaba segura que a mi me gustaban los hombres, pero había algo en Isa que me hacía desear estar con ella en la ducha, tal vez era ese aire de misterio que siempre cargaba. Sí, si no fuese tan misteriosa tal vez nada hubiera ocurrido. Toqué una vez muy quedito:
-Isa, ¿eres tú?
Era yo muy sínica, ya sabía que ella estaba ahí, pero tenía que despistar.
-Si, ya voy a salir
Ella no sospechaba nada.
-Oye, déjame pasar a lavarme los dientes, solo corre bien la cortina.
Jajaja. Nunca en mi vida solía lavarme los dientes después de tan corto tiempo de haber comido.
-Bueno, pasa, pero cierra bien la puerta porque entra frío.
¬¬ Esto era muy loco, pero dicen que de poeta y loco todos tenemos un poco. Ya estaba dentro y empecé a actuar como la niña buena que se lava los dientes después de cada comida. ¡Splash! ¡Crash! ¡Splash!, caía el agua. De pronto:
-Pensé que no te animarías nunca Garambullita, entra a la ducha- me dijo Isabel abriendo la cortina. Ella estaba empapada y yo con el cepillo en la boca. Pronto me enjuagué y entré a la ducha con todo y ropa. Isa se encargó de desvestirme y luego nos divertimos juntas con las burbujas y el agua caliente.
A veces los sueños son tan locos. Dicen por ahí que los sueños son deseos del subconsciente. Jajajaja. Nah. Por mis ovarios que no es cierto.
Isabelita, hace mucho que no te veo y mira lo que provocas jajajajaja....