Este fin de semana se supone que contaría un dinero y lo iría a cambiar en billetes, que haría ejercicio, que lavaría mis brochas de maquillaje, que haría lo del periódico mural de octubre, que plastificaría unas credenciales de mis chapulines y unas impresiones de un alfabeto, que me depilaría la patilla del terror, que me depilaría el bigotito y la cejita, que leería algunos capítulos del libro que estoy leyendo, que iría a patinar, que grabaría algunas cosas, uuuffff.. y pregúntenme qué hice. Si al caso algunas 3 cosas de esas y no conluídas. Valgo harta berga. Jajaja. Es que mi papá me dio un trabajo de improvisto relacionado con unas cámaras de seguridad y ahí se me fue la poca determinación que puedo llegar a tener, aparte me dio el bajón por mi adorado tormento y no había poder humano que me levantara de la pinche cama. Me doy cuenta que necesito a ese niño en mi vida para estar bien. No debe ser así, ya lo sé, pero es lo que hay, es lo que siento de verdad.
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