viernes, 4 de octubre de 2013

La loba que no se cansa

Cosas que debo hacer para beneficio propio y nunca termino. Quehaceres de la vida diaria que cansan y nunca se acaban. Trabajos y actividades laborales que parecen caer en la rutina al punto del desquicio pero que es imperativo llevar a cabo para satisfacer medianamente mis necesidades. Una y mil tareas que se apilan una sobre otra para hacer más inalcanzable la etapa final: haberlas realizado. El sólo pensar en ellas me fastidia, me cansa, me invade un terrible tedio; acto seguido me molesto, para postergarlas luego. Estudios, exámenes, batallas, tareas, labores, ocupaciones, esfuerzos de la vida diaria que no terminan y que siempre cansan.

Pero hay algo que tal parece nunca me ha cansado y que siempre haré; aún cuando represente el más grande de mis males y la más grande de mis tristezas, aún cuando de ello no obtenga ningún beneficio, aún cuando no haya ni una razón que justifique el tiempo gastado de esa manera no lo dejaré, porque se ha convertido en una actividad casi mecánica, porque ya es casi un proceso inherente a mí: pensar en ti. Gajes del oficio de una loba doméstica que tampoco dejarán de aparecer.

Tal parece que no me cansaré de ti NUNCA, aunque me hagas daño.


Y tal parece que siempre tendré que aullarle a la Luna.

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